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«Ahora sí que muero»

AGOSTO: MES DEDICADO A LUIS BUÑUEL

Para todos aquellos que aún vivís en pecado por no conocer a LUIS BUÑUEL…

Ayer se cumplieron 25 años de la muerte de uno de los directores de cine más reconocidos que el séptimo arte español ha dado al resto del mundo: LUIS BUÑUEL, conocido, querido y alabado en los circuitos de cine más internacionales de Europa y América. Es considerado uno de los directores más importantes y originales de la historia del cine mundial, y aunque una gran parte de su obra fue rodada fuera de nuestras fronteras,  en Francia y México principalmente, los que de verdad amamos este arte siempre le consideraremos  el mejor embajador cultural que nuestro país ha tenido durante décadas. A lo mejor hay personas que no conocen su obra pero seguro que le recordarán por frases tan míticas como la que le dijo a su mujer poco antes de fallecer y que daría la vuelta al mundo, “Ahora sí que muero” o “Gracias a Dios soy ateo”, tan parafraseadas posteriormente.

Aunque su infancia la pasó en Zaragoza, de donde es originario,  su crecimiento intelectual lo experimentó en Madrid cuando se fue allí a estudiar. Durante sus estancia en la Residencia de Estudiantes se codeó con intelectuales de la talla de Federico García Lorca, Salvador Dalí y Rafael Alberti, entre otros muchos. Con ellos experimentó el placer de la literatura, el teatro y la puesta en escena, que más tarde le convertirían en uno de los mejores profesionales que el cine universal ha tenido. Durante sus primeros años de madurez comenzó a escribir cuentos y poemas en revistas de vanguardia y muchas de las imágenes de los escritos de estos años pasarían posteriormente a su cine.

Aunque en Madrid ya vio cine, no fue hasta su llegada a París cuando comenzaría a consumirlo intensivamente, llegando a acudir a las salas de exhibición hasta tres veces diarias. Fue viendo “Las Tres Luces” de Frizt Lang cuando de verdad se dio cuanta que él lo que deseaba era dedicarse al arte del celuloide. Sin pensárselo dos veces, se plantó frente a Jean Epstein, un director de cine francés de la época, y le propuso trabajar en su rodaje desempeñando cualquier labor a cambio de que éste le dejase aprender el oficio del cine. Epstein en poco tiempo ya le dejaría ser su ayudante de dirección en algunas de las películas mudas que produjo por esos años.

Sería en 1929, junto a Salvador Dalí y con el estreno del Perro Andaluz, cuando el reducido y escogido público cinéfilo de esa época se rindiera a sus pies. La premier se hizo en el Studio des Ursulines de París y el clamoroso interés que despertó hizo que pasara por allí la gran mayoría de los intelectuales parisinos de aquella época. A finales del año se vuelve a reunir con el pintor catalán para preparar su próxima película La Edad de Oro, cuyo estreno quedará boicoteado por la extrema derecha francesa y las autoridades que decidirán retirarla del circuito y requisar todas sus copias. No fue hasta 1980 cuando la película volvió a ver la luz en Nueva York y un año más tarde en París.

En 1930 se trasladó a Hollywood y contratado como “observador” por la Metro Goldwyn Mayer aprendería la peculiar forma norteamericana de hacer cine. Tras su regreso a Madrid fundó junto a Ricardo Urgoiti, la productora Filmófono, con la que produjo películas como Don Quintín el amargao, donde debutó en el cine la gran bailaora Carmen Amaya,  La hija de Juan Simón, ¿Quién me quiere a mí? y ¡Centinela alerta!. Todas ellas fueron rentables y suponían la consolidación de la industria cinematográfica española de los años treinta. Sin embargo, la Guerra Civil abortaría este proyecto.

Fijaos como era Buñuel que cuentan las leyendas que  la única condición que ponía para producir estas películas era, curiosamente, no aparecer en la ficha técnica, pues a sus ojos no eran más que “melodramas baratos”

Dentro de su obra es conveniente que destaquemos principalmente dos etapa:

1) ETAPA MEXICANA: cuyas producciones más destacadas fueron Susana(1951), Él (1953), Ensayo de un crimen, Nazarín (1958), que obtuvo la Palma de Oro del Festival de Cannes de 1959 y El ángel exterminador (1962), que constituye una de sus películas más importantes y personales.

2) ETAPA FRANCESA: Ya en su etapa mexicana Buñuel había rodado varias películas de producción francesa. Las elogiosas críticas europeas de Ensayo de un crimen, en una época caracterizada en Francia por el desarrollo de la Nouvelle vague, le abren las puertas de la cinematografía gala. Así, viaja a este país en 1955 para rodar Cela s’apelle l’aurore. Su carrera francesa fue meteórica y durante ella produjo títulos que cambiarían el rumbo del cine universal.

Luis Buñuel no fue nacionalista pero añoraba España y la tierra de su infancia. Siempre que podía y le dejaban volvía a España a rodar algún proyecto que tenía pensado con algún amigo suyo. Las cosas por aquel entonces no estaban fáciles en nuestro país y a él le era imposible expresarse en un lugar caracterizado por la intolerancia y la censura causadas por el sistema dictatorial en el que nos encontrábamos.

Recuerdo una vez leyendo acerca de Buñuel que me impresionó unas declaraciones que una vecina suya de México hizo acerca de nuestro cineasta más internacional. Ella que era vecina suya en la Colonia del Valle de la ciudad de México comentó que Buñuel nunca olvidó sus raíces: “en Semana Santa lo veía solo por el jardín de su casa haciendo redobles con un tambor y dando vueltas y vueltas”.

Si algo debemos tener claro es que pocos cineastas han desarrollado una carrera tan redonda, coherente y personal, como Luis Buñuel y que la obra del «maestro de Calanda», como se le conocía por haber nacido en esa localidad aragonesa, está más vigente que nunca, una obra que muestra que el artista hizo siempre lo que quiso y contó lo que sentía, sin importarle los convencionalismos. Por ello, todos aquellos que nos consideramos amantes de este arte no podemos dejar pasar las oportunidades que se nos brindan para homenajear a aquellos que consideramos nuestros ídolos más grandes. Y eso es lo que yo estoy haciendo, homenajear a una de las personas que me convenció, a través de su trabajo, de que debía amar el cine.

“Luis Buñuel, allí donde estés, te recordaremos hoy y siempre»