Llamas, devastación y bombardeos definen la nueva película de los juegos del hambre. Englobados en un marco de magníficos efectos especiales y de sonido la última de la saga no ha dejado indiferente al espectador en el campo visual. Sin embargo, sí es posible que deje algo que desear en cuanto al guión y al ritmo de la película.
Con un inicio lento y en ocasiones poco entendible, la película llega a ser un poco plomiza. Además, el cambio de paradigma planteado, en cuanto al resto de la saga, desconcierta al espectador por lo menos en la primera media hora. El guión, en ocasiones poco trabajado, no ayuda al público a estremecerse en su butaca sino todo lo contrario. Asimismo, la película comienza a despegar a mitad de la cinta, gracias al equipo de efectos especiales, que consiguen relanzar la intensidad y la expectación, dejando al público con un “¿Qué pasará ahora?” en la punta de la lengua, que por otro lado, en pocas ocasiones se llega a contestar.
Los Juegos del Hambre: Sinsajo (Parte I) se diferencia del resto de la saga por varios motivos: para empezar no proyecta unos juegos del hambre y su localización estática -la mayor parte del tiempo en interiores- en algunos casos resulta agobiante.
Si eres de lo que te has leído los libros, sabrás que las metáforas son un arma muy bien utilizada por la autora, Suzanne Collins, que consigue emplearlas para reflejar la distopía en la que se ve envuelta la película. Sin embargo, el director no ha sabido plasmarlo bien en la gran pantalla -no sólo en esta última rodada-, por lo que en vez de clarificar la personalidad y pensamientos de ciertos personajes provoca confusión en el espectador no lector.
Las interpretaciones consiguen salvarse gracias al nivel de algunos de sus actores. En primer lugar Jennifer Lawrence, que da vida a Katniss Everdeen en la ficción, cada vez adquiere mayor experiencia en la industria cinematográfica. Sus expresiones y miradas, que a simple vista pueden parecer vacías, siempre guardan un sentimiento que se transmite al público de manera intensificada y sin mediar palabra, reflejando una vez más la nobleza y el coraje de su personaje. El co-protagonista de las anteriores entregas Josh Hutcherson, en el papel de Peeta, queda a un más relegado a un papel secundario y coge fuerza justo al final de la película, dejándonos con la miel en los labios. La historia de amor ahora se centra más en Gale (Liam Hemsworth), el mejor amigo de Katniss, que más que por su interpretación anodina, destaca por su papel de guaperas valiente que con el público adolescente es una apuesta segura.
Por su parte, el fallecido Philip Seymour Hoffman no nos decepciona con su interpretación, encarnando un personaje que maneja de forma extraordinaria, dando un giro de 360º en la anterior película. La aclamada Julianne Moore hace su aparición en esta tercera parte, interpretando a una poderosa líder cuyos discursos es posible que sean lo más trabajado del guión en toda la película. Woody Harrelson, conocido por su reciente papel en True Detective, interpreta una vez más al mentor de los dos chicos. Su papel de borracho queda fuera de lugar en esta tercera parte, teniendo una insignificante presencia en pantalla.
Es la temática lo que realmente consigue que los espectadores quieran ir al cine y pagar por ver la película. La libertad, el sistema de gobierno, el poder de la manipulación y de los medios son cuestiones que aparecen reiteradas a lo largo de la saga, y que a pesar de salir con un sabor agridulce del cine, esta primera parte, que ha dejado todavía más preguntas sin contestar, adelanta un final épico para una saga que ha sido una bomba de taquilla en todo el mundo.