Critica Vicky Cristina Barcelona

Una crítica de Elsa Sardina Vejo

Por fin Vicky Cristina Barcelona ya es real. Hasta ahora  sólo era una suposición, un proyecto en mente del genuino Woody Allen y una ilusión que todos los fans españoles albergábamos. Pero desde hace unas semanas el trabajo más español de Allen ya está en nuestros cines. Seguro que muchos ya habréis visto el filme, por ello os invito a que tras mi crítica escribáis todo lo que este nuevo trabajo del director neoyorquino os ha parecido.

En primer lugar y a modo introductorio me gustaría dejar constancia de la admiración que siento por Woody Allen y su frenético ritmo de trabajo. Cada vez me impresiona más la capacidad que este director tiene para completar sus trabajos año tras año y que ello no parezca que afecte al resultado final del mismo. Es cierto que muchas veces sus obras se resienten, nunca por debajo de lo aceptable, aunque también es verdad que en la mayoría de ocasiones nos ofrece productos de calidad y comedias muy inteligentes. Vicky Cristina Barcelona no es su mejor película, pero no por ello, deja de ser una comedia que resulta entretenida y una verdadera postal de Barcelona, a través de la cual una desganada voz en off, te guía por los lugares más emblemáticos de la ciudad donde estarán sus protagonistas.

Como si de una guía auditiva se tratara, la horrorosa voz en off de Christopher Evan Welch va desgranando de manera acelerada las identidades de sus dos protagonistas femeninas, Vicky (Rebecca Hall) y Cristina (Scarlett Johanson), dos turistas norteamericanas dispuestas a descubrir la identidad catalana en su máximo apogeo. Dos buenas amigas, pero radicalmente distintas en personalidad, por lo menos en lo que al amor respecta. Diferencias que saltarán, sobro todo, cuando conocen al atractivísimo pintor catalán, nacido en Asturias, Juan Antonio (Javier Bardem), con el que mantendrán un lío amoroso, a pesar de que él sigue manteniendo una relación con su histriónica y alocada ex-mujer María Elena (Penélope Cruz). Siendo precisamente cuando ella entra en escena, cuando el filme cobra vida, energía y comicidad vital para el ritmo conjunto de la obra. Su encuentro  con el personaje de Javier Bardem producen las situaciones más increíbles y los enfrentamientos verbales más hilarantes de toda la cinta. Para lo que resulta imprescindible verla en versión original, puesto que doblada pierde la mitad de la gracia y la magia que alberga el guión.

Os quiero advertir que el nuevo trabajo de Allen no cuenta ni con diálogos brillantes ni con las muecas irónicas a las que tan acostumbrado nos tiene. Sino que gracias a los actores con los que cuenta y sus interpretaciones, la película adquiere una dosis de comicidad que se acentúa aún más cuando la escena la comparten nuestros interpretes más internacionales, Bardem y Cruz, los cuales escenifican con total sinceridad y autenticidad una extraña pareja que se odia y se ama con el mismo fervor.

A pesar de no ser la mejor película del genio de Brooklin, sí es cierto que para nosotros y creo que para cualquier espectador ajeno a España los encantos de Barcelona quedan perfectamente reflejados gracias a la maravillosa fotografía de Aguirresarobe. Además la sensación que te deja cuando terminas de verla es totalmente positiva, ya que estamos ante un producto entretenido, hecho con mucho gusto y exquisitez y que consigue dejar una dulce sensación en el espectador. No os la perdáis, merece la pena, aunque os aconsejaría que la vierais en versión original, doblada pierde toda su esencia.