“El cine francés llora. Se ha quedado huérfano…HUÉRFANO DE MAESTRO”
12 de enero. Todas las cadenas de televisión, radios y periódicos internacionales se hacían eco de una triste noticia: “Muere Claude Berri”, gurú de la producción cinematográfica gala y uno de los mejores profesionales con los que el cine francés contaba. Una apoplejía acababa con 50 años de impecable historia profesional. ¡Qué Alucine! le admira, le admiraba, y sólo por lo que este actor, director y productor ha ofrecido en términos cinematográficos al arte universal, le brinda un más que merecido homenaje: un paseo por su vida, un digno reconocimiento y un emotivo recordatorio. Os presentamos al personaje del mes.
Claude Langmann (su verdadero nombre) nació el 1 de julio de 1934 en París. Antes de interesarse por el teatro, Berri trabajó brevemente en la peletería, como su padre Hirsh Langmann. Frustrado por su posible futuro -heredar el negocio de su progenitor- decide apostar por lo que realmente siente. Cambia su nombre –derivado del nombre de soltera de su madre- y se convierte en estudiante de cine y en actor. Tras pasar unos meses en la Cours Simon, reputada escuela de actores, descubre su lugar en la vida y comienza a practicar lo que para él es el arte más bonito que existe: el CINE.
Consiguió participar, como actor, en más de 30 películas. Directores como Claude Chabrol y Claude Autant-Lara contaron con él para algunos de sus principales papeles. Pero Berri, muy exigente consigo mismo, se dio cuenta de que su vida no estaba delante de las cámaras. Harto de que no le confiaran mejores papeles abandona la escena y coge al cine por la cámara. Ahora era él el que decidía lo que se contaba. Aquí comienza su verdadera carrera.
En 1962 rueda Pollo, su primer cortometraje, y con él obtiene un Oscar. El reconocimiento que obtiene con este trabajo supone el pistoletazo de salida a una carrera llena de éxitos. Primero como director –veinte títulos componen su carrera-, y más adelante como productor.
Sus guiones siempre se caracterizaron por un importante componente autobiográfico. Y muestra de ello es su primer largometraje, Amor en tiempos de guerra una historia semiautobiográfica sobre su propia infancia como judío durante la ocupación nazi. En su haber como director también destacan verdaderos éxitos de crítica y taquilla; dos claros ejemplo son Adiós Pelele de 1983 y la saga Jean de Florete de 1986. Aunque no me gustaría olvidarme de Germinal, protagonizada por Gérard Depardieu, convirtiéndose en su momento, en la mayor producción del cine francés.
En 1987 crea su propia compañía productora: Renn Productions. Una importante decisión que le permitiría comenzar a desarrollar una faceta de él desconocida hasta el momento, la de productor. Entre sus éxitos destacaron Tess de Roman Polanski; La reina Margot, de Patrice Chéreau y La pequeña ladrona de Claude Miller . Sus éxitos más recientes fueron en 2008: Le graine et le moulet del franco-tunecino Abdellatif Kechiche, que obtuvo el César a la mejor película y Bienvenidos al Norte de Dany Boon, el filme con más audiencia en Francia con más de 20 millones de espectadores.
La vida de Claude Berri, por desgracia, no fue fácil. Pese a ser considerado el “último sultán” del cine francés y el “gran embajador del séptimo arte galo a través del mundo” su trayectoria personal no brilla de la misma manera. Un aspecto que durante mucho tiempo no le permitió ser feliz. Sus desgracias familiares me recuerdan en cierta manera a las de su gran amigo Roman Polanski. En 1997 su primera esposa se suicida y en 2002 muere uno de sus hijos, el también actor Julien Rassam, que había quedado tetrapléjico cuatro años antes. Una cadena de desgracias que no le permitirán disfrutar de sus últimos años de vida, siempre condenado a la depresión y a diversos achaques de salud, como el vivido en 2006, similar al que finalmente le costó la vida el pasado mes.
Aún así, y como muy bien dijo el presidente francés “es un hombre que dejará permanentemente su huella artística. Para muchos, seguirá siendo un modelo a seguir”. Sin duda alguna, para nosotros lo es y lo seguirá siendo.
Adiós Claude Berri…